Y aunque esos sentimientos ya no están si afloran los recuerdos. Recuerdos que producen un sabor amargo y una tímida sonrisa. Es curioso mirar atrás y ver tus pasos, tus amigos, parejas, familia que han caminado o caminan contigo...un alto en el camino necesario para comprobar el estado de tu corazón , de tus deseos y mirar al presente y sentirte satisfecha por todo lo que has conseguido, por todas las personas que continúan a tu lado...pero en especial por comprobar que tus heridas son ahora cicatrices sin remordimientos o rencores que no te dejen ser feliz. Un corazón inquieto ... ilusionado por la vida que aún guarda en dosis el cariño por cada una de las personas que pasaron por él.
Afloran montajes de una perfecta realidad en momentos ociosos que causan un inevitable dolor y un sabor salado al pensar en cómo seria la vida si no te hubieras ido nunca, si aún me dieras las buenas noches, pudiera discutir contigo molesta por querer contar cada paso que doy y sentirme agobiada de tu excesiva protección. Hace mucho tiempo que ya no pregunto un por qué, hace mucho que dejé de hacerme daño de esa forma.Pero es inevitable no recordarte como a la persona más importante en mi vida y revivir todos aquellos años en los que el miedo no existía en tu abrazo, ni el dolor en tus besos. Eras un pilar inquebrantable en un mundo que estaba empezando a descubrir.
Nos pasamos la vida luchando por aferrarnos a las cosas que más valoramos...y es cuando se van, es cuando forjamos nuestro corazón; amando y odiando con más intensidad.
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